Historia

Una mujer sigue a un niño que se lleva todos los días las sobras de su restaurante – Historia del día

Alice sospechaba que el chico que a menudo recogía las sobras de su restaurante ocultaba algo, así que un día decidió seguirle. Pero lo que descubrió por el camino la asombró.

«Has tenido suerte, chico. Hoy tenemos muchas sobras y puedes llevártelas todas a casa», dijo Steve. Era el jefe de cocina del restaurante de Alice y solía guardar las sobras para Christopher, el niño pequeño que solía pasarse por su restaurante para comer.

«¿Ah, sí? ¿Es tanta comida? ¿Tengo suficiente para compartir con mis amigos?». A Christopher se le iluminaron los ojos.

«Sí, Chris», respondió Steve con una enorme sonrisa. «Espera aquí; te traeré los paquetes».

Christopher estaba encantado después de recibir los paquetes de comida. Le dio las gracias a Steve con una enorme sonrisa, se despidió con la mano y se marchó feliz.

Alice, por su parte, no tenía ni idea de que esto fuera una práctica habitual en su restaurante hasta que vio salir a Christopher una noche. Sin embargo, no estaba convencida de que él fuera de los que comen sobras para mantener el estómago lleno. «Debería averiguar qué le ha pasado a este chico. Después de todo, no parece un vagabundo», pensó mientras lo veía alejarse.

Durante los días siguientes, esperó a que volviera, y cuando lo hizo al tercer día, se reunió con él en el restaurante. «Hola. ¿Has venido a por las sobras?», le preguntó amablemente.

«Sí. respondió Chris alegremente. «¿Puedes llamar al cocinero? Debe de haber guardado esos paquetes para mí».

Alice le dedicó una cálida sonrisa. «Bueno, no hace falta. Te he preparado comida fresca para que no te comas las sobras. Por cierto, ¿cómo te llamas?».

«Oh, eres muy amable, gracias», respondió Christopher. «Mi nombre completo es Christopher, pero puedes llamarme Chris».

«Entonces, ¿por qué no comes en casa, Chris?». preguntó Alice. «¿Tu madre está enferma?».

La expresión de Christopher cambió. «Bueno, en realidad… vivo en un orfanato y no me alimentan bien. Cada vez que vengo aquí, sus empleados me ayudan. Se lo agradezco. En fin, ahora me voy», dijo y se alejó a toda prisa.

Alice tenía la ligera sospecha de que el chico había estado ocultando algo todo el tiempo. Así que ese día decidió seguirlo. Y lo que vio a continuación la dejó atónita.

En lugar de detenerse en un orfanato, Chris fue a una casa, dejó la bolsa de comida en el porche y salió corriendo. Al poco, salió una mujer mayor; miró desconcertada a su alrededor, cogió la bolsa y volvió a entrar.

Alice estaba a punto de llamar a la puerta y preguntar a aquella señora quién era y de qué conocía a Christopher, pero antes de poder hacerlo recibió una llamada urgente del restaurante y tuvo que marcharse.

Al día siguiente, cuando Christopher volvió al restaurante, ella ya le estaba esperando. «Hay algo que tienes que explicarme, Chris. Sé que has estado cogiendo la comida para otra persona. Sé sincero, ¿quién es?»

«Lo siento, te he mentido», admitió Chris al instante. «Pero he estado cogiendo comida para mi abuela. Ella es la única familia que tengo ahora».

Alice se quedó de piedra. «¿Entonces por qué te quedas en un orfanato?».

Chris frunció el ceño. «Cuando mis padres fallecieron, mi abuela no obtuvo la custodia porque no era estable económicamente. Ni siquiera puede permitirse comida, así que todos los días recojo comida de aquí y la dejo en su casa».

Alice estaba orgullosa de cómo Chris cuidaba de su anciana abuela, pero al mismo tiempo se sentía fatal por su situación. Así que ese día fue a ver a su abuela y se lo contó todo. Edith, la abuela de Christopher, se quedó estupefacta cuando se dio cuenta de que era su nieto quien había estado poniendo paquetes de comida en su puerta todo el tiempo.

«¿Es realmente mi nieto?». Edith casi rompe a llorar. «¡Dios mío! Le echo muchísimo de menos. Siento no haber podido ayudarle».

«No se preocupe, señora», le aseguró Alice. «Hay una forma en que puedo ayudarla a usted y a su nieto».

Ese día, Alice fue al orfanato donde estaba Christopher y solicitó la custodia del niño. Afortunadamente, los trámites se completaron rápidamente y Christopher pudo volver a casa de su abuela.

«No sé cómo pagarte lo que has hecho Alice», le agradeció Edith. «Siempre he querido estar con mi nieto, pero las circunstancias fueron tales que…». Edith empezó a llorar.

«No hace falta que me dé las gracias, señora», replicó Alice. «Yo estaba más que feliz de ayudar. Como perdí a mis padres cuando era joven, comprendo el valor de estar rodeada de seres queridos.»

Edith tomó las manos de Alice entre las suyas. «No puedo compensarte, pero eres bienvenida a venir a vernos cuando quieras. Después de todo, eres como de la familia para nosotros».

«Es muy amable de su parte, señora», dijo Alice, casi con lágrimas en los ojos. «Me encantaría hacerlo. Chris ya me cae muy bien. Es un buen chico».

«Oh, sí, lo es», estuvo de acuerdo Edith. «Ahora, sólo necesito los medios para mantenerlo».

«Oh, en ese caso, tengo algo que ofrecerte…»

Edith había pensado que Alice le ofrecería un trabajo en el restaurante, pero cuando oyó de qué se trataba, rompió a llorar de nuevo.

«Sé que puede ser mucho pedir, pero desde que perdí a mis padres, no tengo a nadie que cuide de mí», dijo Alice. «Así que busco a alguien que me quiera como una madre. Espero que aceptes el puesto. En cuanto a la educación de Chris, es mi responsabilidad porque soy su tutora.»

«Por supuesto, cariño», respondió Edith mientras la abrazaba. «Nunca podré devolverte tu generosidad. Literalmente apareciste en nuestras vidas como un ángel».

«No hace falta que me lo agradezcas», dijo Alice. «Ahora tengo una familia gracias a ti, y creo que ésa es la mayor riqueza que jamás podré tener».

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No todos los héroes llevan capa. Alicia salvó a Christopher y a su abuela de la miseria y desempeñó el papel de una heroína en sus vidas.
  • Aprende a ser compasivo y amable con los demás. Así fue Alice con Christopher y su abuela Edith.

Comparte esta historia con tus amigos. Puede que les alegre el día y les inspire.

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