Historia

Una mujer pensó que sería divertido hacerse pasar por la novia de alguien en una boda, hasta que deseó no haberlo hecho — Historia del día

Quedarse atrapada en un ascensor con un desconocido ya era bastante malo. Pero cuando Lena descubrió que Dylan, un misterioso hombre encantador vestido con traje, necesitaba una cita falsa para una boda al día siguiente, las cosas se pusieron aún más raras. Un corte de electricidad, una propuesta atrevida y una pregunta tentadora: ¿realmente diría que sí a un completo desconocido?

Lena miró su reloj por tercera vez en un minuto. Llegaba tarde. Otra vez.

Exhaló bruscamente y se colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja mientras caminaba por el pasillo del hotel boutique.

El aire olía a lirios frescos, cuya intensidad floral se mezclaba con un ligero aroma cítrico y a madera pulida.

Era el tipo de aroma que se adhería a las bodas, el que traía recuerdos de brindis con champán, pies doloridos por los tacones altos y discursos lacrimógenos que se alargaban demasiado.

Un recordatorio muy apropiado, teniendo en cuenta que su mejor amiga se había casado la semana anterior.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Lena llegó al ascensor y pulsó el botón con fuerza, como si su determinación pudiera acelerar la máquina.

Se balanceó sobre los talones, golpeando nerviosamente la correa de su bolso con los dedos.

Apenas percibió el suave timbre del ascensor antes de entrar rápidamente.

Justo cuando las puertas empezaban a cerrarse, un movimiento borroso le llamó la atención. Un hombre se abalanzó tras ella, golpeándole el hombro y haciendo que su maleta se tambaleara peligrosamente.

—Lo siento —comenzó a decir, con una risita entrecortada en la voz. Se enderezó, alisando una arruga imaginaria de su impecable traje.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Lena apenas le dedicó una mirada. —No pasa nada.

Y entonces, todo se detuvo.

El ascensor dio una sacudida violenta. Las luces parpadearon una vez, dos, y luego se estabilizaron. El zumbido del movimiento desapareció.

Lena sintió un nudo en el estómago. Un silencio denso y cargado llenó el pequeño espacio.

Pulsó el botón repetidamente. Nada.

«Oh, no. No, no, no», murmuró, presionando la palma de la mano contra las frías puertas metálicas como si pudiera abrirlas con la fuerza de la mente.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

A su lado, el hombre soltó un profundo suspiro y se apoyó contra la pared. «Típico. Siempre cuando tienes prisa».

Lena finalmente se volvió hacia él. Ojos azules penetrantes. Cabello rubio revuelto. Un traje que parecía sacado de la portada de una revista.

El héroe de una película de Hallmark, si alguna vez había visto una.

—Supongo que tienes que ir a algún sitio importante —preguntó él, con una sonrisa divertida en los labios.

—A cenar con una amiga —murmuró ella—. Se casó la semana pasada. Lo planeamos antes de que me fuera de la ciudad.

Solo para fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

—Ah —asintió él, metiendo las manos en los bolsillos—. Qué coincidencia. La boda a la que voy es mañana.

Lena parpadeó. —Espera. Tú eres…

—Dylan —dijo él, extendiendo la mano con la palma hacia arriba, como si fuera la presentación más normal del mundo—. El mejor amigo del novio. Y el buscador de citas de emergencia para la boda.

Antes de que ella pudiera procesar eso, el intercomunicador crepitó sobre sus cabezas.

—Eh, señores, parece que tenemos un pequeño corte de electricidad que afecta a los ascensores. Estamos trabajando en ello. Puede que tardemos un poco».

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Lena cerró los ojos brevemente. «Perfecto».

Dylan se rió entre dientes. «Míralo por el lado bueno. Al menos no estamos solos aquí».

Ella le lanzó una mirada. «Claro. Porque quedarse atrapada con un desconocido es mejor que quedarse sola».

Él se encogió de hombros y esbozó una sonrisa perezosa. «Depende del desconocido, ¿no?».

Permanecieron en silencio durante un momento, incómodos. El murmullo de la actividad del hotel al otro lado de las puertas metálicas parecía lejano, como si estuvieran suspendidos en el tiempo.

Entonces, de la nada, Dylan preguntó: «¿Te apetece casarte por segunda vez en una semana?».

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Lena se volvió hacia él lentamente, con el ceño fruncido. «¿Perdón?».

«Necesito una cita para la boda». Sonrió con aire burlón, apoyándose contra la pared como si se tratara de una conversación informal.

«Mi ex va a estar allí y prefiero no ser el tipo que se sienta solo en la mesa de los solteros. Piensa en ello como una cita falsa por una buena causa».

Lena soltó una breve risa. ¿Este tipo hablaba en serio?

«¿De verdad le está pidiendo a una completa desconocida que sea su acompañante mientras estamos atrapados en un ascensor?».

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Dylan se encogió de hombros, sin inmutarse. «Entonces, ¿sí o no?».

Lena nunca pensó que realmente lo haría.

Todo le parecía ridículo: una cita falsa con un hombre al que apenas conocía, solo para ayudarle a salvar las apariencias en una boda. Y, sin embargo, allí estaba.

Se alisó el vestido rojo, el que casi se había dejado en el fondo de la maleta.

No era su estilo habitual: demasiado atrevido, demasiado llamativo, demasiado.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Pero algo en esa noche le hacía querer ser otra persona, aunque solo fuera por unas horas.

Dylan estaba a su lado, con una copa de champán en una mano y la otra descansando ligeramente sobre su espalda. Firme, relajado, completamente a gusto. Al contrario que ella.

Ella esbozó una sonrisa cortés cuando se acercó otro invitado, lanzándole miradas curiosas.

Las bodas eran así: todo el mundo quería saber quién eras, por qué estabas allí, si tu presencia significaba algo.

Dylan, por el contrario, desempeñaba su papel a la perfección.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Se inclinó y le susurró al oído: «Esa mujer del vestido azul lleva diez minutos intentando averiguar si estamos comprometidos».

Lena apenas pudo contener la risa. —¿Debería enseñarle un anillo falso para confundirla?

Sus ojos brillaron. —Es tentador. Pero entonces tendría que planear una propuesta aún más falsa.

Se movieron por el salón de baile como si lo hubieran hecho cientos de veces antes: su tacto era suave, sus palabras encantadoras, su sonrisa como una red de seguridad.

Y luego llegó el baile.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

En el momento en que sus dedos se entrelazaron con los de ella, en el momento en que él la guió hacia un ritmo lento y fluido, Lena olvidó por un segundo que aquello no era real.

Su agarre era firme pero suave, del tipo que le decía que confiara en él. El calor de su palma contra su cintura le provocó un escalofrío desconocido que le recorrió la espalda.

Era fingido. Ella lo sabía. Pero había algo en la forma en que él la miraba, como si fuera la única persona en la sala, que le hacía olvidar fácilmente que no era real.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Mientras los novios se balanceaban en el centro de la pista de baile, Lena inclinó la cabeza hacia arriba. «Dime», murmuró, «¿qué pasa con tu ex?».

Dylan tomó un sorbo de champán y, por primera vez en toda la noche, su sonrisa se vislumbró. Solo por un segundo.

—Maya —dijo, pronunciando el nombre como si aún formara parte de él—. Salimos juntos durante un tiempo. Las cosas se complicaron.

Lena arqueó una ceja. —¿Cómo se complicaron?

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Exhaló lentamente, bajando la mirada hacia el líquido dorado que se arremolinaba en su copa. —Ella pensaba que no iba en serio. Que no tenía tiempo para ella.

—¿Y tú lo tenías?

Dylan hizo una pausa y luego soltó una risa seca. —Quizá no. Pero lo intentaba.

Antes de que Lena pudiera responder, alguien llamó a Dylan.

Ella se giró justo a tiempo para verla.

Maya.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Lena no necesitaba que se la presentaran para saber exactamente quién era.

Alta. Elegante. Hermosa con esa naturalidad que hacía que otras mujeres se sintieran demasiado esforzadas.

Su presencia llenaba la sala de un poder silencioso, como si supiera que pertenecía a cualquier lugar al que fuera.

Y cuando llegó hasta Dylan, lo abrazó.

No fue un abrazo casual y cortés. Tampoco fue un abrazo incómodo, del tipo «solíamos salir juntos».

Fue algo intermedio. Algo que hizo que Lena sintiera un nudo en el pecho que no debería haber sentido.

No debería haberle importado. Aquello no era real.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Y, sin embargo, estaba segura de que lo era.

La recepción estaba en pleno apogeo: risas, tintineo de copas, música que vibraba en el suelo, pero Lena apenas oía nada.

Sus dedos se aferraban con demasiada fuerza al tallo de su copa de champán mientras observaba a Dylan y Maya al otro lado de la sala.

Demasiado cerca. Demasiado familiares. Demasiado. Hablaban en voz baja, sus expresiones eran indescifrables. Fuera lo que fuera lo que estuvieran diciendo, no era para ella.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Y, sin embargo, no podía apartar la mirada.

Se suponía que esto era un juego. Un favor. Una noche de fingimiento inofensivo. Pero ahora sentía un nudo en el estómago y odiaba esa sensación.

Una sombra se movió a su lado. —¿Todo bien?

Dylan.

Lena parpadeó y apartó la mirada de Maya. Esbozó una sonrisa forzada, de esas que no llegan a los ojos. —Genial. ¿Maya y tú poniéndoos al día?

Solo para fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

El ceño fruncido de Dylan era sutil, pero estaba ahí. —No, la verdad. Solo quería ver cómo estabas.

Ver cómo estaba. Claro.

—Lena —comenzó, con voz más suave ahora, cautelosa—. Sabes que esto no es…

—¿No es real? —lo interrumpió ella, con el corazón latiéndole con fuerza—. Sí. Lo sé.

Las palabras sonaban mal.

Tragó saliva con dificultad. Tenía que irse antes de hacer el ridículo.

—Gracias por la noche, Dylan —dijo, dándose la vuelta—. Pero creo que ya he terminado de fingir.

Solo para fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Y luego se marchó.

Lena tenía la maleta hecha antes de que saliera el sol. Había pasado la noche convenciéndose de que marcharse era lo correcto. Sin sentimientos confusos. Sin complicaciones innecesarias. Solo una ruptura limpia.

Pero cuando se colgó el bolso al hombro y entró en el vestíbulo del hotel, sintió el pecho más pesado de lo normal. Quizá era solo la falta de sueño. Quizá era otra cosa.

Se dirigió a la cafetería, ansiosa por tomar cafeína y distraerse, pero el destino tenía otros planes.

Solo para fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Giró la esquina demasiado rápido y, de repente, chocó con alguien.

El café caliente salpicó peligrosamente cerca de su vestido mientras Dylan se tambaleaba hacia atrás, agarrando su taza para evitar que se derramara.

—¿Lena? —Su voz era una mezcla de sorpresa y algo más, algo indescifrable.

Ella maldijo entre dientes. Por supuesto. Por supuesto, tenía que encontrarse con él ahora.

—Solo estaba… —comenzó a decir, pero Dylan no se lo creyó.

—¿Te ibas? —Sus ojos se clavaron en los de ella, penetrantes, inquisitivos—. ¿Sin decir nada?

Lena exhaló, dividida entre el orgullo y algo que se parecía mucho al anhelo. —Se suponía que solo iba a ser algo de una noche, ¿no?

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Dylan se quedó en silencio durante un instante, luego exhaló bruscamente y se pasó una mano por el pelo.

—Sí —admitió con voz ronca—. Eso es lo que yo también pensaba. —Vaciló y luego dio un paso hacia ella—. Hasta que me di cuenta de que no quería que terminara.

El pulso de Lena se aceleró. —¿Qué?

—Anoche —dijo él, ahora con voz más suave y firme—, te vi marcharte y solo podía pensar en lo mucho que no quería que te fueras.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Su corazón latía con fuerza contra sus costillas. —Dylan…

—No me importa Maya —la interrumpió él, con tono firme y seguro—. No me importa nadie más. Solo me importas tú.

Lena quería creerle. Pero la duda, el miedo, la atenazaban. —¿Y si esto es solo…?

—No lo es —la interrumpió Dylan, viendo a través de su vacilación—. Tú también lo sientes, ¿verdad?

Ella tragó saliva con dificultad.

Sí.

Sí, lo sentía.

Solo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Así que, por una vez, dejó de darle vueltas al asunto.

Dio un paso adelante, se estiró y lo besó.

Un beso cálido. Real. Nada fingido.

Dylan sonrió contra sus labios. —¿Esto significa que te quedarás?

Lena se rió suavemente. —Quizás. Pero solo si prometes dejar de dejarnos atrapados en ascensores.

Dylan se rió entre dientes, deslizando fácilmente su mano alrededor de su cintura. —No te prometo nada.

Y con eso, Lena finalmente se dejó caer.

Cuéntanos qué te parece esta historia y compártela con tus amigos. Puede que les inspire y les alegre el día.

Si te ha gustado esta historia, lee esta otra: El corazón de Janice se aceleraba cada vez que Colin le enviaba un mensaje. Su conexión parecía real, pero la verdad se cernía sobre ella: era ciega. A medida que se acercaba su primera cita, el miedo se apoderaba de ella. ¿Cuánto tiempo podría ocultar su secreto antes de que Colin se diera cuenta de que el mundo en el que ella vivía era uno que él no podía ver? Lee la historia completa aquí.

Botão Voltar ao topo