10 chistes que demuestran que la vida familiar es la montaña rusa más divertida

La vida familiar. Es desordenada, impredecible y, a veces, francamente ridícula. Pero si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo es en que nuestras familias nos dan parte del mejor material cómico. Desde los niños que hacen las preguntas más disparatadas hasta los padres que toman decisiones vitales interesantes, la vida familiar nos hace reír (y quizá llorar) en todo momento.
Hemos reunido 10 chistes que capturan la hilaridad de la vida familiar en todo su desordenado esplendor. Desde bodas hasta percances cotidianos, estas historias demuestran que, cuando se trata de la familia, la risa es la mejor medicina.
Abróchate el cinturón, ¡te vas a divertir!
1. Adiós a mamá
Una pareja había planeado una noche de fiesta. Se habían arreglado y estaban listos para salir. El taxi llegó justo cuando el travieso gato se metía en casa.
Como el gato no quería quedarse atrapado en casa, el marido corrió tras él para echarlo mientras la mujer esperaba fuera.
Para mantener la calma, la mujer explicó al conductor: «Sólo sube a despedirse de mi madre».
Momentos después, el marido subió al taxi, con aspecto agotado.
«Siento haber tardado tanto», suspiró. «¡La vieja estúpida estaba escondida debajo de la cama y he tenido que pincharla con una percha para que saliera!».
El taxista carraspeó y arrancó el coche.
2. Tácticas de supervivencia
A medida que se acercaba el día de su boda, una pareja joven y nerviosa confiaba a sus padres sus temores secretos.
El futuro novio le confesó a su padre: «La quiero, pero tengo los pies que huelen fatal y me preocupa que le dé asco».
«Lávate los pies a menudo y ponte calcetines en la cama. Problema resuelto, hijo!», le aconsejó su padre.
La futura novia le confesó a su madre: «Mamá, mi aliento matutino es terrible. Tengo miedo de que no quiera estar en la misma habitación que yo».
«Sal de la cama, hazte el desayuno y lávate los dientes antes de decir nada. Nadie se dará cuenta, cariño», la tranquilizó su madre.
La pareja siguió el consejo religiosamente y disfrutó de seis meses felices, hasta una fatídica mañana.
El novio se despertó sobresaltado al darse cuenta de que se le había caído un calcetín. Buscó frenéticamente en la cama y despertó a su mujer.
«¿Qué demonios estás haciendo?», preguntó ella grogui.
«¡Oh, no!», jadeó él, con la nariz arrugada. «¡Te has tragado mi calcetín!».
3. ¡Diez pavos son diez pavos!
John siempre había querido montar en avión en la feria estatal, pero la frugalidad de su mujer le frenaba cada año.
«Ese paseo cuesta diez dólares», decía ella sin falta. «Y diez dólares son diez dólares, John».
Cuando John cumplió 71 años, suplicó a su mujer mientras ella miraba las tartas en oferta.
«¡Por favor, puede que sea mi última oportunidad, Mary!».
Su mujer le dio su respuesta habitual.
«Diez dólares son diez dólares, John».
El piloto lo oyó y le ofreció otra salida.
«Os llevaré a los dos gratis si permanecéis callados todo el viaje. Pero si dicen una palabra, les costará diez dólares».
La pareja aceptó, y el piloto les dio un paseo salvaje y lleno de giros, pero ellos permanecieron en silencio. Intentó más acrobacias, pero seguían sin reaccionar.
Cuando aterrizaron, el piloto se volvió hacia John.
«Hice todo lo posible para que gritaras, pero no dijiste ni una palabra».
«Bueno», admitió John. «Estuve a punto de decir algo cuando mi mujer se cayó, pero diez dólares son diez dólares».
4. El marido perfecto
En el vestuario de un club de golf, un hombre contestó una llamada por el altavoz. La conversación llamó la atención de todos.
«Hola, cariño», dijo la mujer. «Estoy en el centro comercial y he encontrado un abrigo de piel por 1.000 dólares. ¿Puedo comprarlo?».
«Por supuesto», respondió el hombre.
«Además, el Mercedes que nos gustó cuesta 60.000 dólares. ¿Me lo compro?»
«Claro, siempre que tenga todas las opciones».
«Y la casa que queríamos vuelve a estar en el mercado por 950.000 dólares. ¿Puedo hacer una oferta?»
«Puedes, pero ofrece 900.000 dólares», dijo con calma.
Abrumada por la gratitud, la mujer jadeó.
«¡Te quiero!», gritó al teléfono.
«Yo también te quiero», dijo él, poniendo fin a la llamada.
Los otros hombres se quedaron estupefactos cuando él se dio la vuelta.
«¿Alguien sabe de quién es este teléfono?», preguntó.
5. ¿Qué te parece?
Durante un apagón, un solo paramédico llegó a una casa a oscuras para ayudar a dar a luz a un bebé.
Una niña de 3 años llamada Katelyn fue la encargada de sostener una linterna sobre su madre.
Al cabo de un rato, el bebé nació y el paramédico le dio unos azotes en el trasero, haciendo llorar al recién nacido.
El paramédico se volvió hacia Katelyn.
«¿Qué te parece todo esto, cariño? Aquí tienes a tu hermano».
Con los ojos muy abiertos, abrió la boca lentamente.
«¡Deberías haberle dado dos bofetadas! Para empezar, ¡no debería haberse metido ahí!».
6. El granjero, su mujer y la mula
Un viejo granjero montañés llevaba una vida sencilla, todo lo sencilla que podía ser con su mujer. De la mañana a la noche, ella lo regañaba sin cesar.
Si había un momento de silencio, ella encontraba algo con qué llenarlo: quejas, recordatorios o simplemente regaños.
Su única escapatoria era arar los campos con su fiel mula.
Un día, mientras almorzaba en el campo, su mujer salió corriendo a traerle la comida. Antes de que pudiera sentarse, le lanzó una nueva ronda de críticas.
Mientras el granjero masticaba tranquilamente su bocadillo, su mula, quizá por solidaridad, arremetió con ambas patas traseras. De una patada, la mula golpeó a la mujer del granjero en la nuca.
La mujer cayó al suelo.
En el funeral, unos días después, el pastor notó algo extraño. Cada vez que una mujer se acercaba al granjero, éste asentía con la cabeza mientras hablaban. Pero cuando se le acercaba un hombre, movía la cabeza.
Esto sucedía una y otra vez y, finalmente, el ministro no pudo resistirse a preguntar.
«Señor», dijo el ministro con suavidad. «No he podido evitar darme cuenta de que asiente cuando le hablan las mujeres, pero mueve la cabeza cuando lo hacen los hombres. ¿A qué se debe?
El viejo granjero se encogió de hombros.
«Bueno, todas las mujeres decían cosas bonitas, como lo guapa que estaba mi mujer o lo bonito que era su vestido, así que asentía».
«¿Y los hombres?
«Todos querían saber si la mula estaba en venta», sonrió con satisfacción el granjero.
7. Es una gallina
Un hombre acudió corriendo a un psiquiatra.
«Doctor, tiene que ayudarme. Mi mujer cree que es una gallina».
«¿Qué? ¿Desde cuándo le pasa esto?».
«Dos años», respondió el hombre.
«¿Por qué ha esperado tanto para venir a verme?».
El hombre se encogió de hombros.
«Necesitábamos los huevos».
8. Problemas de audición
Un anciano con una pérdida de audición severa se puso por fin unos audífonos que le devolvieron la audición al 100%.
Un mes después, su médico le hizo una revisión.
«¡Su audición es perfecta! Su familia debe estar encantada».
El hombre se reía para sus adentros.
«Oh, no se lo he dicho. Sólo escucho sus conversaciones. He cambiado mi testamento tres veces!».
9. El niño de la boda
Un niño pequeño, elegido para llevar los anillos en una boda, hizo una entrada inolvidable.
Mientras caminaba hacia el altar, dio dos pasos, se detuvo, miró a la multitud y rugió como un oso.
Paso, paso, ¡ROAR!
Continuó, mientras el público rugía de risa.
El chico, sin embargo, se angustió por la reacción. Cuando llegó al altar, estaba a punto de llorar.
Cuando le preguntaron qué hacía, resopló.
«Estaba haciendo mi trabajo», dijo. «¡Estaba siendo el Oso del Anillo!».
10. Pero… Papá…
Un adolescente con permiso de conducir preguntó a su padre ministro sobre el uso del coche familiar.
«Saca buenas notas, estudia la Biblia y córtate el pelo. Luego hablaremos».
Un mes después, el hijo volvió.
«Papá, he hecho todo lo que me pediste. Pero no me he cortado el pelo. Sabes, Sansón, Moisés e incluso Jesús tenían el pelo largo».
«Sí», respondió su padre. «¿Y sabes qué? Iban andando a todas partes».
La vida en el carril familiar es de todo menos aburrida.
Estos chistes nos recuerdan por qué nos reímos más en casa, desde los malentendidos que se convierten en una bola de nieve hasta las réplicas ingeniosas y los giros inesperados.
Puede que las familias nos vuelvan locos a veces, pero también son la fuente de los momentos más divertidos que jamás viviremos.
Así que la próxima vez que su vida parezca una comedia, recuerde que no está solo. De hecho, puede que tengas la historia perfecta para compartir y reírte.
Todo el mundo necesita un poco de alivio cómico de vez en cuando, y las siguientes diez historias sobre diferentes conductores harán que te partas de risa en un abrir y cerrar de ojos. Coge una bebida y adéntrate en estas historias, ¡te garantizamos que te partirás de risa!
Podemos apostar mucho dinero a que estas historias te harán aullar en cuestión de segundos. Desde chistes sobre dos ancianas que conducen juntas hasta un camionero con un emú parlante, ¡abróchate el cinturón porque te vas a divertir!
Esta obra está inspirada en hechos y personas reales, pero se ha ficcionalizado con fines creativos. Se han cambiado nombres, personajes y detalles para proteger la intimidad y mejorar la narración. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia y no es intención del autor.
El autor y el editor no garantizan la exactitud de los acontecimientos ni la representación de los personajes y no se hacen responsables de cualquier interpretación errónea. Esta historia se proporciona «tal cual», y las opiniones expresadas son las de los personajes y no reflejan los puntos de vista del autor o del editor.